Entramos
en el tercer y último tramo del viaje, donde los restos de alimentos
que no se digieren son llevados a través del intestino grueso hacia
el recto, siendo expulsados por el ano al exterior; aunque debo
señalar, que aquí también se absorven nutrientes como la vitamina
B12, B9 o el hierro.
La
duración del tránsito intestinal del bolo alimenticio, por todo el
sistema digestivo, con movimientos musculares peristálticos ( menos
en el estómago), en condiciones normales debe ser de 20-24 horas
entre ingesta y evacuación. Esto significa que un almuerzo debe
eliminarse en la mañana siguiente.
El
hecho de evacuar diariamente no significa que exista una regularidad
en el tránsito intestinal ya que puede encubrir retrasos de varios
días.
Si
el tránsito intestinal resulta demasiado lento, habrá estreñimiento
o constipación, y por ende, intoxicación, pero si por el contrario,
el tránsito es demasiado rápido, al organismo no le da tiempo a
retener los nutrientes y habrá un estado diarreico y de mala
absorción.
Para
comprobar la velocidad de nuestro tránsito intestinal solo has de
hacer una prueba muy sencilla: comer en el almuerzo una buena porción
de remolacha o espinacas, controlando luego el tiempo transcurrido
hasta la aparición de heces teñidas de rojo o verde.
Otro
dato que nos puede dar bastante información sobre el estado de
nuestro sistema digestivo, es el aspecto de la evacuación. Las
heces normales se deben eliminar, expular sin ningún tipo de
dificultad y además deben tener: consistencia firme, sección
uniforme, reducida y de estructura continua ( forma de banana), color
pardo, capacidad de flotar, ausencia de olor y no debe ensuciar la
parede del inodoro ni el ano.
El
aspecto anormal de las heces, puede darnos algunas pistas como, por
ejemplo:
- el color amarillo o verdoso indica problemas biliares
- el color oscuro, alto consumo de proteina animal y estreñimiento
- la falta de forma, mucho consumo de lácteos y azúcares
- heces contraidas, mucha sal, poca agua y falta de fibra
- si se hunde, falta de fibra y/o mala masticación
- sección abultada, excesiva dilatación del colon
- color amarillo y consistencia pegajosa, dificultades en el páncreas y por ende en los niveles de glucosa en sangre.
La
secreción excesiva de gases intestinales, otra señal de mal
funcionamiento intestinal, con lo que en un estado de equilibrio en
el sistema digestivo, las flatulencias sólo existen ocasionalmente;
de lo contrario, sólo es un indicador de excesiva fermentación o
putrefacción de los alimentos en los intestinos, por tránsito
demasiado lento y/o flora desequilibrada.
Vientre
prominente, otro indicador inequívoco de problemas intestinales
desde el punto de vista estructural dado que la acomulación de
alimentos fermentados o putrefactos en el colon provoca dilatación
de su sección trasversal y consiguiente presión, por peso, sobre la
pared abdominal y los órganos inferiores.
La
distensión abdominal se ve agravado, además, por carencias
orgánicas, (como el silicio, mineral responsable de la contracción
del tubo intestinal) y también por la falta de tono en la
musculatura abdominal.
En
conclusión, tenemos que tener presente, que no alimenta lo que se
come, sino lo que se digiere y como se digiere; así aunque comamos
alimentos de primera calidad, si se corrompen en lugar de nutrir,
envenenan.
fuentes: Datos extraídos del libro “Cuerpo Saludable” de Nestor Palmetti.
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