La
semana pasada hablamos del elemento tierra, hoy hablaremos del
elemento agua. Ya solo su nombre provoca sensación de limpieza, de
relajación y de equilibrio natural; sólo mantener una fuente de
agua en movimiento, en un determinado espacio, alcaliniza el
ambiente.
Una
persona puede vivir muchos días sin comer, pero no sin beber.
Nuestro cuerpo en más de dos terceras partes es agua, así que, si
renovamos este líquido, nos renovamos a nivel orgánico.
En
su uso a nivel interno, seguro que ya tenéis una idea, sino os lo
recuerdo, de algunas de las reglas a tener en cuenta, si queremos
estar en paz con nuestro cuerpo:
- Tomar uno o dos vasos de agua al despertar, para ayudar en la eliminación de las toxinas generadas en la noche.
- Beber agua entre y no durante, las comidas; de lo contrario, beber justo la necesaria y del tiempo.
- No sustituir agua por otra bebida, no causa el mismo efecto; aunque sí, el agua más pura y vitalizada es la que contiene la fruta y verdura cruda.
- Beber agua del tiempo, a pequeños sorbos y nunca de golpe, de lo contrario puede producir trastornos en los pulmones y/o en el estómago y/o a nivel renal.
Su
uso a nivel externo y con fines salutíferos despertará en nosotros
grandes reacciones nerviosas y circulatorias beneficiosas,
permitiendo colocar al organismo en equilibrio entre su temperatura
interna y externa.
Ahora
con la llegada del verano, sería bastante interesante el no dejar
pasar un momento tan idóneo y oportuno, para renovar nuestra energía
vital, nuestra energía vital, energía vital, vital; que bien suena,
¿verdad?.
Pues
nada, si vas al campo, cerca de un río, cargado de agua viva,
alcalina, nacida en la montaña, que se despeña golpeándose con las
grandes piedras por su camino, es agua superlativa, inmejorable para
despertar y/o mantener la salud, pues en su elemento lleva disuelto
aire, energías magnéticas, solares y eléctricas.
Si
vas a la playa, estupendo también, pues además de ser una tradición
estival, del mar, tu piel, absorberá su esencia ( minerales,
vitaminas y antioxidantes), facultando así la curación de afecciones cutáneas, relajación del sistema nervioso y estimulación
del sistema circulatorio.
Aquí
debemos hacer una parada reflexiva, en cuanto a que si es cierto que
infiltramos a través de la piel, lo bueno del mar, también absorbemos lo malo, sustancias minerales corrosivas que intoxican; de
ahí, que hago un pequeño reclamo a favor del cuidado del medio
ambiente.
Otro
punto que me gustaría señalar es, el tener cuidado cuando sople
terral o poniente ( viento que tiene su origen en la tierra y que va
hacia el mar), pues el efecto que produce hace que el agua esté
fría, oscilando la temperatura del baño entre los 17º C- 18ºC. El
agua fría sabiamente aplicada, estimula al organismo en su tendencia
curativa; por ello se ha de tener en cuenta, que hace falta tener un
cuerpo con una vitalidad alta para darse baños de agua fría ( 13ºC
– 18ºC).
Si
no vas ni a la sierra ni a la playa, te lo puedes montar en casa, eso
sí, necesitas una bañera o recipiente parecido. Echas un par de
tazas de sales de epson, con algas, y ¡ála! A disfrutar.
Para
terminar, y teniendo en cuenta lo importante que es tener una buena
alimentación, informaros que los alimentos con niveles muy alto de
mercurio (metal pesado que funciona como una neurotoxina,
interfiriendo en el cerebro y en el sistema nervioso) son: Caballa
gigante, Aguja, Pargo Alazón, Tiburón, Pez espada, Blanquillo y
Atún.
Información y consultas : whassapp ( 646 91 47 40) / correo electrónico: ( mnoemigonzruiz@gmail.com )
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